El masaje es una experiencia tanto física como emocional, por lo tanto un buen masajista debe ser capaz de cautivar todos tus sentidos.
El masajista seduce tus sentidos no sólo mediante el masaje sino también a través de la música relajante, las fragancias de aromaterapia y los aceites. Las aptitudes personales, sociales y comerciales también influyen en el buen desempeño del profesional.
Para ser un buen masajista es primordial conocer bien la técnica del masaje. Pero también es imprescindible tener un amplio conocimiento del cuerpo humano y de sus componentes. El masajista debe observar el músculo que tiene debajo de sus manos, teniendo constancia de la dirección de sus fibras, el origen y la inserción así como la acción que produce en las articulaciones. A su vez, un amplio conocimiento en las modalidades de masajes, permiten al masajista saber cuál es el masaje apropiado en cada situación y adecuado según las necesidades de sus clientes.
El masajista debe contar con buena salud y estar en buena forma física, lo cual le permitirá adoptar las posiciones que requiera cada masaje y aplicar sus manipulaciones con la intensidad necesaria. Al mismo tiempo, la agilidad y sensibilidad manual y el sentido del ritmo son complementos que perfeccionan la técnica en cada masaje.
La empatía es una de las aptitudes más importantes de un buen masajista. Generalmente, las personas buscan alivio y desahogo ante el agotamiento y estrés cotidiano. Por eso, un buen profesional debe ser capaz de brindar no sólo un masaje, sino una experiencia renovadora, que brinde calma y sosiego al paciente, ofreciendo cuidado y apoyo integral. Los buenos masajistas deben tener capacidad para saber escuchar. Los clientes son diversos y tienen diferentes necesidades físicas y emocionales. Para describir lo que el cliente necesita de su masaje, debe escuchar cuidadosamente su relato y adaptar su técnica según corresponda.
Un buen masajista debe demostrar un alto estándar de profesionalismo. Desde devolver la llamada a un cliente, hasta cumplir con los horarios y la puntualidad son detalles que van a permitir aumentar la confianza de cada paciente. Generalmente, la práctica de masajes es un negocio pequeño, por lo tanto todo profesional necesita también habilidades comerciales para manejar eficazmente su tiempo y finanzas.
Por último, todo buen masajista debe comprometerse con la formación continua, intentando mejorar la destreza manual para implementar cada vez más técnicas de masajes correctas y efectivas. Al realizar cursos y capacitaciones, el masajista logra ampliar sus aptitudes físicas para seguir ofreciendo un masaje de buena calidad. Si estás interesado en aprender muchas más habilidades y aptitudes de un buen masajista, te invitamos a que realices nuestro curso de Masajista Profesional a distancia, para aprender mucho más sobre eso que te apasiona.
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