Hoteles, principal factor para promover el Turismo

Cada lugar turístico puede tener miles y millones de atracciones para toda clase de públicos, desde parques de diversiones hasta los mejores museos culturales, pero si los hoteles con los que cuenta no son buenos, confortables y agradables, es casi imposible que el turismo de la zona aumente.

Los turistas son consumidores demandantes, cuentan con el dinero para distraerse y sentirse cómodo, lo mínimo que esperan del lugar a conocer es un nivel aceptable y acorde al lugar. Sin riesgo de exagerar, es muy probable que un turista demandante termine por juzgar toda la zona a recorrer según el nivel y el trato que ha recibido en el hotel en el cual se ha alojado.

Se debe tener en cuenta que la base de la hotelería y turismo reside básicamente en la calidad de los hoteles de la zona, sin una excelente gastronomía, y sin alojamientos cómodos, no importa con cuánto atractivo se cuente en el lugar a conocer, los turistas no irán.

Con respecto a la provisión de hoteles es necesario tener en cuenta de que no existe un criterio estándar con el que la industria Hotelera pueda adaptarse a todos las zonas, mientras que la exigencia de los turistas cambia por una serie de circunstancias de un lugar a otro, aunque haya estándares mínimos prescritos a los que la industria hotelera deben amoldarse, como comodidad, pulcritud y buena gastronomía.

Es importante tener en cuenta la cantidad y calidad que los alojamientos hoteleros se determinan como consecuencia de la demanda. La demanda y la oferta de la industria hotelera de cualquier lugar son, como la demanda y la oferta de cualquier otro sector del mercado, dependen completamente una sobre la otra, influyendo de manera positiva o negativa para el mercado.

El trabajo de la Industria de hotelería y turismo puede compararse con cualquier otra actividad productiva que necesite una inversión relativamente grande y que, además,  sea completamente imposible variar la producción, o contraer la demanda, para no sufrir grandes pérdidas.

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Esta actividad es diferente de casi todas  las actividades productivas tanto en la inmovilidad de la oferta como en el hecho de que tienen la cualidad de ser “consumida” en el lugar de producción, ya que es un servicio. El hotelero no puede perseguir a los clientes con su mercadería como hacen otros productores sino que tiene que esperar tranquilamente a que los clientes se interesen por los servicios que ofrece en su Hotel. Este es el inconveniente más importante con los que cuentan todos los hoteles, sin diferenciar la calidad, la comodidad o el confort que ofrezcan al público. La imposibilidad de ajustar la capacidad de producción a las modificaciones de la demanda y, en segundo lugar, la incapacidad para seguir al cliente con su mercancía de un lugar a otro, moviéndose a otro lugar que tenga una demanda más rentable por ser el lugar de moda en esa temporada.